Volkswagen tiene mal fario en muchos aspectos. Los directivos que hacen las presentaciones de nuevos modelos en los salones del automóvil cruzan los dedos para no ser víctimas de alguna protesta de manifestantes que burlan los controles de seguridad con mucha facilidad. Greenpeace y un actor cómico se han convertido en las pesadillas de Volkswagen en medio del escándalo por el engaño de las emisiones de gases de los motores diésel.
Los vídeos de las protestas que ha sufrido Volkswagen en los últimos años dan para un programa especial. El último capítulo se ha vivido en el Salón del Automóvil de Ginebra con la irrupción en el escenario del cómico británico Simon Brodkin, alias Leslie Nelson, en el escenario en el que Jürgen Stackmann, vicepresidente de ventas de la marca Volkswagen y expresidente de Seat, explicaba las bondades para el medio ambiente de los nuevos modelos. La acción de Brodkin forma parte de un programa humorístico y estaba totalmente premeditado. Su objetivo era denunciar el 'dieselgate' vistiéndose de mecánico de Volkswagen para instalarse un nuevo software para ocultar las emisiones contaminantes completamente indetectable.
Con anterioridad, activistas de Greenpeace reventaron la presentación de Volkswagen en el Salón de París con una pancarta colgada del escenario y lanzando un bote de humo para denunciar la contaminación de los coches de la marca. Greenpeace se ha convertido en los últimos años en la sombra de los directivos del grupo alemán con alguna performance sonada como una guardia de soldados del imperio de la Guerra de las Galaxias (storm trooppers) en formación militar para saludar a los líderes del lado oscuro, es decir, la cúpula de Volkswagen.
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