Seat IBX, la base de su futuro todocamino con versión Skoda. FOTO: Seat |
Hay algunos coches que se parecen mucho pero cuando se trata de un mismo modelo compartido por varias marcas la dificultad es encontrar las siete diferencias. Se trata de una estrategia arriesgada fruto de una extraña alianza entre ingenieros, comerciales y contables.
Uno de los últimos ejemplos es, nuevamente, uno del grupo Volkswagen, uno de los más activos en esta práctica hasta el punto de practicar el canibalismo comercial y de marca. Entre un Volkswagen Up!, un Skoda Citigo y un Seat Mii, se hace muy complicado elegir. A parte la parrilla, los faros y algunos materiales interiores, entre cada modelo hay una diferencia de unos 500 euros. Es decir, que entre un Up! y un Citigo hay una diferencia de 1.000 euros.
Aquí solo puedo reproducir el colofón de la crítica de Top Gear: Si no le viene de 1.000 euros, mejor un Up! por los materiales. Si no es así, es mejor comprarse el modelo del concesionario más cercano porque ni el Citigo ni el Mii aportan nada.
Los argumentos para justificar esta decisión se repiten de nuevo: más economía de escala para rentabilizar la inversión "muy elevada" que supone el nuevo modelo para una marca que sigue con unas pérdidas abultadas. Además, si Seat se benefició antes del Up! y del Rapid, ahora a Martorell le toca trabajar para otras marcas.
En la última rueda de prensa de presentación de resultados, el presidente de Seat, James Muir, justificó los modelos cruzados por la necesidad de buscar sinergias. El riesgo es vender coches multimarca o de marca blanca, sin personalidad.
Más información y comentarios sobre economía en economiaparticular.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario