Matthias Müller. FOTO: VW |
Pero, ¿es realmente un recurso fácil o bien otra muestra de la improvisación y la espiral sin fin de torpeza del grupo alemán? Si la compañía no rectifica su rumbo, me temo que será más bien lo segundo, el peor escenario. La dádiva de Volkswagen ya ha levantado críticas entre usuarios y especialistas en derchos de los consumidores consultados por la prensa de Estados Unidos. El aguinaldo equivale a pagar unas dos revisiones de un coche y a un descuento de 500 dólares en la compra de un coche nuevo del grupo alemán. Y sigue sin aclarar cómo resolverá el exceso de emisiones de óxido de nitrógeno.
Otro problema añadido es la falta de coherencia entre la estrategia en Estados Unidos y la de Europa, donde se encuentran la gran mayoría de los 11 millones de vehículos manchados por el engaño. Los clientes afectados de España acaban de recibir una carta con buenas palabras pero sin soluciones y sin ningún cheque como en Estados Unidos. ¿A qué se debe esa diferencia de trato?
El mayor riesgo para Volkswagen ahora es, más allá de los costes del pufo, que se produzca una caía acusada de las ventas. En ese terreno, la reacción del grupo también se queda peligrosamente corta. Ahora más que nunca es necesaria una gran campaña de lavado de imagen que empiece por sorprender al mercado con un alargamiento de garantía hasta más allá de los cinco años que ofrece Hyundai para romper los prejuicios hacia una marca coreana. Si Volkswagen está tan segura de que los coches que vende ahora cumplen al 100% con la normativa, ¿qué mejor muestra de confianza?
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