Entre los efectos inducidos por el Plan PIVE se encontraba uno colateral que era indeseado pero que se había tolerado durante mucho tiempo. Los concesionarios se habían convertido en algunos casos en sucursales de un mercado de coches zombis como los de la serie The Walking Dead. Las chatarras fantasma que se convertían en moneda de cambio para conseguir los 2.000 euros de descuento del PIVE. Pero, finalmente, el segundo intento de matar a esos zombis ha resultado fructífero y el mercado automovilístico español ha logrado quitarse de encima a esos fantasmas.
El diálogo entre vendedor y cliente en muchos concesionarios ha cambiado.
"-¿Tiene coche para entregar en el PIVE?
-No, no tengo coche viejo.
-No se preocupe, conozco a alguien que se lo puede arreglar".
En ese momento entraba en juego un chatarrero o intermediario avispado que vendía un coche que era carne de desguace y que ni siquiera circulaba por un precio de 300 a 500 euros que permitían ganar al cliente 1.500 euros. Era un buen negocio para todas las partes menos para las arcas públicas y el medio ambiente.
El primer intento de acabar con esa picaresca fracasó al asumir sus participantes el coste de cambiar de titularidad el vehículo. Pero a la segunda ha ido la vencida. La exigencia de un año de titularidad mínima y que el vehículo viejo que se da para el PIVE tenga la ITV en regla ha supuesto un golpe mortal para los chatarreros del PIVE. Aunque todavía es posible encontrar algunos anuncios de los brokers de la chatarra despistados o que directamente quieren timar a clientes incautos. La corrección es, sin duda, una buena noticia que deja el plan de ayudas saneado y que lo devuelve a sus orígenes.
Además se ha hecho tarde, aunque en un momento en que el mercado ya no es tan dependiente del PIVE como demuestran los datos de utilización. El sector calcula que el 2015 acabará con unos 100 millones sin gastar de los 225 disponibles, con lo que el PIVE 8 se convertirá en la primera edición que acaba sin agotarse. Ahora las compras de particulares con PIVE suponen un 20% de todas las que hace el principal segmento del mercado. Son más argumentos para seguir con el plan de mantener el PIVE con ayudas decrecientes a partir de enero para ir retirando la medicina a un paciente que se va recuperando.
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