La oportunidad de las cabalgatas reúne muchas circunstancias propicias para apostar por la electromovilidad: una multitud viendo el desfile en la calle y por televisión, los más pequeños pendientes de las carrozas y de los valores ejemplares que transmiten Melchor, Gaspar y Baltasar y el público demasiado próximo a los tubos de escape.
Un ejemplo de la pérdida de la oportunidad es la cabalgata de Barcelona, en la que predominan los chasis de viejos autobuses urbanos reciclados como bases de las carrozas y del resto de vehículos del séquito real. Únicamente habrá algún Renault Twizy y unos poco coches eléctricos de la marca Comarth para llevar algunos elementos de ambientación. Se trata de pequeños vehículos diseñados y fabricados en Murcia pensados para repartidores urbanos o empresas turísticas que ya se han visto en la cabalgata de los Reyes murciana.
Ausencia de la Nissan e-NV200 y el Toyota Prius
Esta flotilla de acompañamiento no tiene nada que ver con la furgoneta e-NV200 de Nissan que se fabrica en la planta de Barcelona, un vehículo de apariencia similar a los convencionales, ni con los Toyota Prius que inundan las paradas de taxis. En su lugar, se podrán ver tres taxis veteranos con motor diésel.
¿Què pensarán los Reyes de los vehículos que les ha puesto a su disposición el alcalde Xavier Trias? Su apuesta por la electromovilidad que se aprecia en otros ámbitos de la ciudad no es tan visible en la cabalgata. Lo mismo se puede decir de otros alcaldes o alcaldesas como Ana Botella, que llena Madrid de bicis eléctricas y luego ofrece a los Reyes un parque móvil chapado a la antigua.
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