De entrada, PSA exige una rebaja del 5% más un recorte del 50% de las pagas extras. Además quiere reducir algunos complementos y congelar el sueldo resultante hasta 2019. A diferencia de otras negociaciones en el sector, en esta ocasión la multinacional no se conforma con la doble escala salarial ya en vigor para las nuevas incorporaciones, sino que quiere aplicar un recorte sustancial a la plantilla actual.
Como es habitual en el sector del automóvil en las últimas negociaciones, el sacrificio va acompañado de una recompensa en forma de la nueva furgoneta compacta de Citroën, Peugeot y Opel conocida internamente con la clave K9. Los trabajadores gallegos aspiran a fabricar hasta 200.000 unidades al año del sustituto de la Citroën Berlingo pero compiten con sus colegas del Este de Europa, que cobran mucho menos y tienen unas instalaciones modernas.
Los sindicatos ya han manifestado su rechazo frontal al chantaje más abusivo de lo habitual, ante lo cual la dirección les ha pedido que aprovechen la castañada y el Halloween para "reflexionar" sobre su competitividad en el futuro. Suena a "truco o trato".
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