
El frenazo sufrido por el mercado automovilístico ruso y, en general, el consumo y el crecimiento económico han empañado la fama de Rusia como miembro del club de los cuatro países BRIC junto a Brasil, India y China, es decir, los grandes países que registran un desarrollo acelerado. Las advertencias vertidas en los meses anteriores por Renault, el principal fabricante instalado en Rusia al controlar la marca local AutoVaz, han tenido efecto.
El Gobierno ha puesto en marcha un plan de incentivos que ofrece a los compradores ayudas públicas de 1.000 euros por cambiar un coche viejo por otro nuevo y de hasta 7.000 euros por la adquisición de un vehículo pesado.
El reciente Salón del Automóvil de Moscú, celebrado a principios de septiembre, se celebró en un clima de alivio y esperanza por los numerosos fabricantes que han invertido en Rusia para producir dentro del país y evitar así los elevados aranceles que gravan las importaciones. También recibieron la noticia de que, a partir de enero de 2015, obtendrán nuevas ventajas en forma de una reforma fiscal y de la obligación de la Administración de dar preferencia a la compra de vehículos fabricados en Rusia.
En ese contexto, la celebración del primer Gran Premio de Fórmula 1 de Rusia en Sochi supone también un elemento más a favor de dinamizar el sector del automóvil ruso. Contarán con él como mínimo hasta 2020 tras un siglo de ausencia de la máxima competición de velocidad del automovilismo.
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