La guerra de los taxistas contra la amenaza de la aplicación rompedora Uber se vuelve a recrudecer. Después de la primera huelga global de la historia del taxi del pasado día 11 de junio, los taxistas de Madrid vuelven hoy a la huelga para intentar frenar la implantación de la empresa que pone en contacto conductores particulares y clientes al margen del sector regulado. Aunque es cierto que el servicio puede ser cómodo a la hora de contratar y pagar, ¿sale a cuenta cambiar el taxi por Uber? Es muy discutible tanto por precio como por servicio y garantías.
El coste para un cliente de desplazarse, por ejemplo, de la plaza de Catalunya de Barcelona al centro de Badalona, situado a una distancia de 10,62 kilómetros, puede ser de una horquilla de 16 euros a 21, según la página web de Uber. En cambio, la tarifa oficial que cobraría un taxista regulado sería de 20,3 euros, según el Área Metropolitana de Barcelona. Es decir, que en el mejor de los casos, el cliente se puede ahorrar 4,3 euros, un 21%, y en el peor de los casos puede costar incluso 70 céntimos más.
Los precios de la calculadora de Uber no casan al 100% con las tarifas básicas, que sí son más atractivas que las del taxi oficial: un euro de tarifa base más 0,75 euros por kilómetro y 0,30 euros por minuto, con un cobro mínimo de tres euros con independencia del trayecto. El taxi cobra 2,10 euros de bajada de bandera y 1,03 euros por kilómetro y 0,35 euros por minuto.
En contra del Área Metropolitana de Barcelona hay que decir que la estimación de la duración del viaje, de 14 minutos, es altamente improbable y sólo sería posible con tráfico completamente fluido tanto en la autovía como en las calles de ambas ciudades.
Una prueba llevada a cabo por el diario británico The Telegraph (en el vídeo) dio como resultado que los taxis clásicos de Londres fue el servicio más rápido pero también el más caro con diferencia (32,20 libras). El de Uber fue el segundo más barato (10 libras menos) pero mucho más lento (media hora más que el taxi) debido a la dificultad para encontrar un vehículo disponible. El coche de la flota de Mini Cabs fue el mejor en la relación rapidez/precio.
Del precio que marque el taxímetro, el profesional tendrá que pagar sus costes ordinarios de gasóleo, mantenimiento del coche, cotización a la Seguridad Social e IRPF, así como el préstamo para pagar la licencia si todavía no lo ha liquidado. En cambio, el conductor de Uber recibe una cantidad con un descuento de un 20%, que es la cantidad que se queda la aplicación por poner en contacto coches y clientes. Es muy probable que los conductores que se han inscrito como chóferes no regulados no paguen ni cotizaciones ni impuestos, tal como han reconocido algunos de ellos en varias entrevistas con medios de comunicación.
¡Uber para todos...los taxistas!
La apuesta de Uber, que tiene como accionistas a fondos de inversión y capital riesgo entre los que se encuentra Google Ventures, tiene pocas posibilidades de prosperar a la brava, tal como lo ha planteado inicialmente la compañía, por la oposición frontal comprensible de los taxistas y el freno de la Administración, como demuestran las sanciones impuestas por la Generalitat. Sin embargo, es difícil luchar contra una empresa ubicada en un paraíso fiscal.
Los mercados regulados como el del taxi suelen ser por naturaleza monopolios o carecer de una mínima competencia. La irrupción de Uber ha sacudido un sector que hasta ahora era hermético. La regulación y la economía de servicios compartidos o colaborativa son en sí mismas contradictorias. Aunque puede haber un punto de encuentro a corto plazo. Uber es una buena aplicación, como otras como Hailo y MyTaxi, para encontrar transporte que, al servicio de los taxistas, permitiría modernizar y dinamizar el sector. ¡Uber para todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario