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2/9/13

Avisos de tráfico como trampas para ratones

En cuestiones de tráfico, la prevención de los accidentes y las incidencias es esencial. Tanto como prevenir una enfermedad o una lesión, una regla de oro para mantener una buena salud. Pero los consejos y avisos de los responsables de tráfico dejan mucho que desear y con frecuencia conducen a los automovilistas a trampas para ratones o los ponen en peligro por una información desfasada que acaba siendo temeraria.

La lista puede ser casi inacabable. Seguro que todos los conductores tenemos nuestra propia lista de situaciones en que hemos sido víctimas de la negligencia de los avisos preventivos. ¿Qué te parecería verte atrapado en una monumental retención en una de las vías de acceso más importantes a una gran ciudad que ha sido cortada? Miles de automovilistas de Barcelona y turistas españoles y extranjeros sufrieron esa experiencia en agosto pasado debido a un mal dispositivo de información que dejó sin alternativas a una gran mayoría de usuarios atrapados en la Ronda de Dalt.


De poco sirven las excusas del alcalde de Barcelona, Xavier Trias, lamentando las molestias ocasionadas ante las quejas expresadas en centenares de tweets y comentarios de Facebook como los de este blog. Es un detalle que se agradece pero que hubiera sido innecesario si la Guardia Urbana hubiera puesto en marcha un buen dispositivo de información. La clave era desviar el tráfico por otros itinerarios en los accesos a Barcelona. Si a un conductor se le iinforma claramente que la ronda está cortada, sin posibilidad de confusión con unas obras en una salida, podría optar por circular por la Ronda Litoral o por atravesar la ciudad.

Lo importante es informar bien, con suficiente antelación, para dar opciones alternativas. Lo contrario es, como mínimo, negligencia en un servicio público esencial. Más ejemplos. Los indicadores de velocidad variable de acceso a Barcelona muestran 120 km/h aunque casi ningún vehículo circula tan rápido. No es de extrañar porque ni el más temerario conductor se atrevía a desafiar la tromba de agua que estaba descargando sobre la autovía en ese momento.

Sin la eficacia de los radares

Sin embargo, el centro de control de tráfico de los Mossos d'Esquadra vivía ajeno a la realidad que podían ver a través de las cámaras o de la que podían informar sus patrullas sobre el terreno. La prudencia de los conductores se impuso a la negligencia de los reguladores del tráfico. Es la situación inversa vivida con mucha más frecuencia en la que los indicadores variables fijan una velocidad muy por debajo del máximo permitido sin que haya circunstancias que aconsejen reducirla: ni mal tiempo, ni tráfico denso, ni accidentes ni incidencias en la carretera. 

Si la información del tráfico y los avisos preventivos de incidencias en la cerretera fueran tan eficientes y tan bien diseñados como los radares para cazar a los infractores de los límites de velocidad, nos ahorraríamos atascos, molestias y riesgos innecesarios.

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