Quedar por debajo de las cinco estrellas se ha convertido en algo así como una deshonra, por lo que las marcas no suelen publicitar los resultados de sus modelos con cuatro o tres estrellas. En cambio, la obtención de la máxima puntuacion en las pruebas se convierte de forma automática en un motivo de explotación comercial.
La creciente competencia entre las marcas para chocar con la máxima calidad contra el muro de Euro Ncap y la sensibilidad de los consumidores a las puntuaciones han actuado como un poderoso catalizador para invertir más recursos en la seguridad. La mejora general se aprecia en los resultados de los primeros nueve meses de 2013, en el que únicamente cinco coches de los 16 sometidos a los crash test se quedaron por debajo de las cotizadas cinco estrellas de los vehículos más seguros y sólo dos de los torpes del pelotón (dos furgonetas) fueron penalizados con tres estrellas.
Aunque ser pequeño no es un sinónimo de menos seguridad, los turismos que se han quedado en las cuatro estrellas son dos coches clasificados en la categoría de superminis, Opel Adam y Mitsubishi Space Star, a los que se suma el low cost Dacia Sandero. A pesar de ello, Euro Ncap no carga las tintas contra ellos porque los resultados pormenorizados muestran que se han quedado a las puertas de dar el salto a la primera división de la seguridad. Tan solo unos puntos porcentuales separan a esos modelos de lucir una estrella más. Incluso en alguna categoría de las analizadas (seguridad pasajeros, niños, peatones y asistencia) tienen mejor resultado que algún competidor que ha logrado mejora nota media.
No hay comentarios:
Publicar un comentario