Los fabricantes alemanes se encuentran en plena cruzada para exigir a la Comisión Europea que suavice sus pretensiones al considerar que va en contra de sus vehículos de gama alta, cilindrada elevada y emisiones también grandes. Por eso también han empezado una ofensiva para lanzar coches eléctricos como el BMW i3 en lo que se podría considerar como una cortina con la que tapar el humo de sus vehículos de gasolina y diesel.
El BMW i3 con el que la marca de Múnich dice que empieza "una nueva era" es uno de los 16 modelos eléctricos que los fabricantes alemanes lanzarán al mercado hasta final del año que viene, según la patronal VDA. No es un coche cualquiera ni un eléctrico más. Se trata de una apuesta innovadora que utiliza fibra de carbono para reducir el peso en un 50% respecto al acero y mejorar la eficiencia de las baterías. Aunque llega en un momento de debilidad del mercado, será el modelo estandarte de BMW para mostrar su apuesta ecológica, algo así como un escaparate.
Pero los coches eléctricos tienen otra utilidad para las marcas que están más por encima de la media de emisiones de dióxido de carbono. Actúan como supercréditos para tener más margen en la contabilización de las emisiones de la flota de cada marca. Cuantos más coches eléctricos fabriquen, más se podrán pasar del límite de 95 gramos de CO2 por kilómetro en 2015.
Pero la patronal alemana quiere más margen mediante un factor multiplicador de los supercréditos superior al 1,5 que plantea la Comisión Europea y más cercano al de Estados Unidos (2) o China (5). Y con el agravante de que los objetivos de CO2 en esos países también son más altos, entre 105 gramos de Japón y 121 de EEUU.
La cruzada alemana también oculta una dura pugna en el sector europeo que está poniendo a prueba las costuras de la patronal europea de fabricantes (Acea). VDA considera que el límite de 95 gramos de CO2 beneficia a las marcas francesas e italianas, que tendrán que reducir las emisiones de su gama de vehículos un 13% frente al 25% de los fabricantes alemanes de turismos de gama alta.
Los alemanes se han tenido que poner las pilas porque están convencidos de que las innovaciones que están consiguiendo en los motores de gasolina y diesel no permitirán una rebaja tan importante de sus emisiones. "Es necesario -afirma VDA- estimular las innovaciones que se necesitan, sobre todo los sistemas de propulsión alternativos, y no estrangularlas poniendo obstáculos rígidos en su camino".
La batalla seguirá con nuevos episodios en los que los fabricantes alemanes contarán con el apoyo de la cancillera Angela Merkel o de su futuro sustituto.
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