Hay dos cambios importantes en las ayudas: la cuantía máxima pasa de 6.000 euros a 5.500 euros y se excluyen a las motos. Eso quiere decir que será muy difícil que se gasten los 10 millones de euros teniendo en cuenta el escasísimo volumen de ventas de turismos que funcionan exclusivamente con baterías, que a partir de ahora tienen menos descuento con lo cual se desincentiva algo más su compra.
En el supuesto de que todos los coches subvencionados tuvieran la máxima autonomía prevista de 90 kilómetros, el plan permitiría bonificar 1.818 coches, una cifra que se encuentra a mucha distancia de las ventas reales del 2012. Dos ejemplos: entre enero y marzo se comercializaron siete unidades del Nissan Leaf y 57 Mitsubishi i-MIEV. En cambio, las motocicletas y ciclomotores eléctricos, con un potencial de matriculaciones mucho más alto, quedan excluidos de las subvenciones públicas.
Fiscalidad inteligente en el paraíso de Noruega
Se trata de un plan diseñado más de cara a la galería que pensado para ser realmente efectivo. Para que el nuevo plan Movele fuera eficaz, tendría que haber seguido los referentes de éxito en el impulso de la movilidad eléctrica. El caso más claro es Noruega, donde ya circulan unos 10.000 coches eléctricos en un país de cinco millones de habitantes y esperan llegar a 50.000 en el 2018. En 2012 se matricularon 3.950 turismos eléctricos.¿Cómo lo consigue Noruega? Con una fiscalidad inteligente adaptada a sus objetivos. La compra de coches eléctricos, que suponen el 3% de las nuevas matriculaciones, se beneficia de la exención del impuesto por la adquisición, del 25% de la cuantía del IVA, de la gratuidad de los peajes y los aparcamientos municipales y de la posibilidad de circular por los carriles bus. Además, los turismos convencionales se venden con una carga fiscal elevada que sube su precio y reduce la diferencia con los eléctricos.
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