Confirmado. Las vacaciones en el pueblo han triunfado este verano. Los visionarios expertos en márketing de Aquarius ya lo habían anticipado con la exitosa campaña de adopciones de urbanitas en "pueblitos buenos". Pocos años se han visto tantos coches y tan envejecidos por las callejuelas de los pueblos, convertidas en un escaparate de los estragos de la crisis en el parque automovilístico español.
Este mes de agosto ha sido raro ver la escena en otros tiempos frecuente de vecinos emigrados que se exhiben en el pueblo con cochazos con grandes créditos ocultos en el maletero. Más bien lo contrario. Se han visto pocos coches nuevos, pero sí un amplio catálogo de vehículos parcheados venidos a menos que han convertido los pueblos en salones retro del automóvil coincidiendo con las fiestas patronales.
El viejo Golf de Urdangarín
En ese colectivo se incluiría el Volkswagen Golf con el que aparecieron la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín, en sus vacaciones buscadamente modestas. Dando ejemplo.Pero ahí no acaba el problema. Esas reuniones de coches viejos en los pueblos eran verdaderas loterías de riesgo teniendo en cuenta que el mantenimiento también se suele relegar para reducir costes hasta el punto de que se están disparando los coches que no pasan la ITV.
Aunque lo viejo no tiene por qué ser peor, en el caso de los coches suele serlo desde un punto de vista de seguridad y eficiencia energética. De la misma manera que sorprende ver un tractor circulando por las calles de una gran ciudad, como muestran los spots de Aquarius, también choca, después de años de bonanza en los que había gente que se cambiaba de coche como de ropa, ver la acumulación de coches con matrículas viejas. Como un sorprendente Citroën Tiburón aparcado a la puerta de una casa de pueblo.
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