Las tradiciones no son eternas. Y si no que se lo digan a Seat, que este año ha tenido que mudarse y montar su stand en el Salón del Automóvil de Barcelona junto al del resto de marcas del grupo Volkswagen. La decisión se debe fundamentalmente a que la multinacional alemana quiere sacar pecho y escenificar su presencia en España como grupo.
Acostumbrados a ver las novedades de Seat en el pabellón italiano (Z6) junto a la fuente mágica de Montjuïc será extraño ver la marca española en el pabellón ocho, el situado a la derecha junto a la entrada, rodeada de sus primas Volkswagen, Audi y Skoda. Ciertamente, la demostración de fuerza del grupo alemán, que ocupará una buena parte de la superficie del pabellón número ocho, será a costa de romper una tradición y diluir la personalidad propia de Seat, por grande que sea su stand. Supondrá aplicar en Barcelona la misma disposición de salones como Ginebra o París, en los que las marcas del grupo están juntas. No sucede lo mismo en Frankfurt, el feudo de Volkswagen, donde Audi tiene su propio pabellón.
Pero Seat tendrá a su favor que aportará una de las principales novedades de modelos del salón al presentar el restyling del Ibiza, uno de los coches más vendidos en España. Además, podrá presumir de que tuvo beneficio operativo en el primer trimestre de este año. "La paciencia ha tenido recompensa. Seat ha vuelto a tener beneficio después de mucho tiempo", le regaló a los oídos Martin Winterkorn, presidente de comité ejecutivo de Volkswagen, en la junta de accionistas en la que se impuso sobre el patriarca Ferdinand Piëch.
Sin embargo, no se puede olvidar que Seat actúa de marca anfitriona en Barcelona, junto con Nissan. Y eso es sinónimo de echar el resto en espacio y apuesta por el salón. En el caso de Nissan, eso supuso mudarse desde el pabellón ocho a la plaza del Univers hace ya bastantes años en busca de un espacio singular. Si el cambio e Seat no cuaja, siempre estará a tiempo de volver al pabellón italiano. Seguro que Fira de Barcelona estará encantada.
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