¿Cuánto dura una luna de miel? Pues depende de la pasión de la pareja y del dinero del que dispongan. Y si no que se lo digan al sector del automóvil, que ha visto cómo el Ejecutivo ha roto la magia y ha dicho la temida frase: "Tenemos que hablar".
Cuando los fabricantes y los vendedores de coches esperaban que el Gobierno aprobara el plan Pive 7 con cuatro meses de retraso, el Ministerio de Economía ha echado un jarro de agua fría al sembrar dudas sobre la continuidad de las ayudas a los compradores de vehículos. El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ha salido al paso de su cuestionamiento a raíz de la polémica generada por el pequeño Nicolás y ha lanzado una imprevista carga de profundidad contra el sector del automóvil.
"Es obligado desde un Ministerio de Economía y la Secretaría de Estado de Comercio que sigue el comercio exterior prestar atención a la evolución de las importaciones, y cuando observa un crecimiento importante de las importaciones de automóviles y además hay en marcha programas que estimulan la compra de automóviles, eso exige una reflexión de la política económica".
El final abrupto de la luna de miel del sector con el Ejecutivo ha vuelto a poner sobre la mesa el viejo debate sobre las ayudas al automóvil después de seis planes agotados y el Pive 7 non nato pero ya próximo a su agotamiento de facto al haber comprometido ya el pago de 135 millones sobre un total de 175 disponibles. Pero García-Legaz utiliza argumentos nuevos al advertir de que la subvención está favoreciendo la importación de coches. Aunque las condiciones del Pive estaban pensadas inicialmente para beneficiar los tuismos de producción española, los cambios introducidos como la elevación del precio máximo abrió la puerta a subvencionar os coches importados.
Pero con independencia del motivo de la ruptura, se ha roto la confianza. Es significativo que la llamada a reflexión proceda del entorno del ministro Luis de Guindos y no de Cristóbal Montoro o de José Manuel Soria, dos aliados del sector al comprobar las ventajas del Pive sobre la recaudación fiscal, las ventas y la industria. En los próximos días se comprobará si García-Legaz iba en serio o estaba sondeando la resistencia de los fabricantes y los concesionarios a la desaparición del Pive. Al final está en juego también la palabra de Mariano Rajoy, que en 2012 se comprometió a mantener las ayudas mientras sean necesarias.
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