Ese Ibiza Borbon Edition se convirtió en una sorpresa que le preparó la marca española en su primera visita a la fábrica de Martorell desde que fue coronado en junio. Después de visualizar el futuro de la marca accediendo a la cámara secreta del Centro Técnico junto con un grupo de empresarios, Felipe VI viajó al pasado retrocediendo 30 años al darse de bruces con su primer coche, el Ibiza de la primera generación en versión heredero de la Corona de color dorado.
El contraste fue rotundo, según algunos de los presentes en la escena. El Rey y la comitiva pasó de ver el SUV que empezará a vender en 2016, la quinta generación del Ibiza, el SUV pequeño en el que están trabajando los ingenieros y diseñadores de Seat así como el reestyling del modelo Alhambra a reecontrarse con el Ibiza con el que hizo sus pinitos como conductor novato. Son escenas dignas de un spot de la campaña del 30 aniversario que está haciendo la filial de Volkswagen desde hace unos meses. Junto con la imagen que fue foto de portada de la mayoría de los diarios por su contenido político-morboso con el Rey al volante de un León X-Perience, Artur Mas de copiloto y, en los asientos posteriores, el ministro de Industria, José Manuel Soria, y el vicepresidente de Volkswagen Francisco Javier García Sanz.
Pero con el nuevo código ético implantado en la Casa Real, el monarca ya no podrá recibir regalos valiosos como los vehículos que se acumulaban en el parque móvil de la Zarzuela. Quizá por eso, y porque el Ibiza de Felipe es ina pieza única, la marca lo incorporará en su museo.
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