El grupo Ibericar ha desvelado su comodín en la partida de poker. Su alianza con el gigante norteamericano Penske Automotive le aportará 12 millones de dinero fresco con los que la cadena hispano-lusa podrá incrementar sus más de 100 puntos de venta en España. El director general de Ibericar, Joan Pla, lo tiene clarísimo: el tamaño sí importa y mucho para ganar eficiencia y rentabilidad, así como la concentración territorial para aprovechar mejor la logística, por ejemplo.
Y van a salir de compras, incluso más de lo que lo han hecho en los últimos años. El grupo creado por el líder de Portugal, Caetano, y la aseguradora Mapfre ha ido creciendo aprovechando las oportunidades que se le presentaban de empresarios desesperados o escamados que querían desprenderse de sus concesionarios. Entre ellos se encuentran los Keldenich y Buigas de BMW en Barcelona y un Peugeot de Málaga.
El objetivo declarado de Ibericar y Joan Pla es desbancar a Quadis, la cadena de la familia catalana Soler que el directivo hizo crecer en las últimas dos décadas. La jugada de Ibericar ha sido de libro: para luchar con el líder, nada mejor que fichar a su director general, que se fue en la última remodelación de la cúpula de Quadis en la que la segunda generación familiar amplió su poder y se hizo con las riendas. Otro ejemplo de que la conexión entre directivos profesionales y de familia no siempre funciona.
El tercero en discordia en el ring de los concesionarios es el grupo Bergé, que se ha hecho con una amplia red gracias a las concesiones de algunas marcas que han preferido subcontratar su distribución en una compañía experimentada.
Todos estos movimientos harán que, previsiblemente, la tendencia experimentada en los últimos años de que el número de empresas del sector se ha reducido considerablemente con la crisis pero no así la cifra de puntos de venta. Sin embargo, todos estas operaciones de compra y concentración serán miradas con lupa por las autoridades de competencia precisamente en un momento en que se encuentran abiertos varios procesos de investigación por supuestas prácticas para concertar precios y, por tanto, mermar la expectativa del consumidor a obtener una ventaja.
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