Para entender la situación hay que retroceder un año, cuando los máximos directivos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Anfac) viajaron a Barcelona en el Puente Aéreo y el Ave para anunciar que apostaban por mantener un solo salón de gama alta que se celebrará en Barcelona por su tradición y arraigo, y al mismo tiempo desahuciaron la muestra de Madrid. Con esta decisión querían poner fin a la anomalía española que supone que un solo país contara con un salón de primer orden cada año, algo que no tienen ni Francia ni Alemania. Sólo Ginebra tiene ese privilegio.
Hay que reconocer que la Feria de Madrid ha conseguido un pequeño milagro al reunir a la mayoría de marcas de forma directa o a través de concesionarios. A pesar de la ausencia de marcas de gran consumo como Citroën, Ford, Volkswagen, Skoda, Seat y Audi, Ifema ha logrado un salón con más marcas que el que se celebró en 2012.
Además contó con un insólito regalo de última hora a cargo de Nissan, que presentó en primicia mundial las primeras fotos y vídeos del nuevo modelo con el que vuelve al segmento de los compactos tras la desaparición del Almera hace 10 años. La primicia rozó el sainete. La prensa de Madrid vio en primicia mundial las imágenes del Pulsar, al mismo tiempo que millones de personas en todo el mundo a través de Youtube y las redes sociales gracias a la campaña de la marca japonesa. Con el ingrediente añadido de que el nuevo vehículo presentado en Madrid se fabricará en Barcelona, y no en un difuso "en España" como afirma Ifema en sus notas de prensa.
Con este panorama, las marcas presentes en el Salón de Madrid han optado por apostar por unos descuentos adicionales que pueden acercarse a 2.000 euros para atraer a compradores y visitantes dispuestos a pagar la entrada de seis euros. Ifema tiene el viento a favor de un aumento de las ventas del 16% para intentar que el salón sea algo más que la actualización de las viejas ferias de muestras.
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