Los salones del automóvil se han convertido en un animal mutante que se adapta al nuevo contexto de crisis y de perfil del consumidor. En las últimas semanas hemos asistido a un experimento de los formatos posibles para mostrar las novedades de los fabricantes automovilísticos.
Un año más, el Mobile World Congress de Barcelona ha aumentado el número de coches expuestos y las demostraciones de vehículos conectados inteligentes que aprovechan los avances en aplicaciones para teléfonos móviles. Casi simultáneamente, la Feria de Madrid (Ifema) anunciaba cómo será el nuevo invento con el que intenta evitar la muerte de su viejo y esplendoroso salón: se parecerá más a una feria de muestras con coches expuestos pero sin la puesta de largo de antes. Por último, Ginebra ha mostrado su poderío al concentrar la apuesta inversora de las marcas con estands de primer nivel en un salón de la reducida liga de la Champions.

A pocos metros era posible encontrar un Chevrolet Camaro, un Tesla S conectado por Telefónica y otros modelos de Mercedes, Volvo, Opel y BMW, entre otras marcas.
Este nuevo formato híbrido de minisalón del automóvil dentro del de móviles va cuajando año a año. Coincidiendo con el MWC, Ifema hizo público el acuerdo para salvar el salón de Madrid aunque con un elevado precio. Supone tirar la toalla de intentar competir en primera división con la muestra de Barcelona y reconvertirse en un evento "esencialmente comercial" dirigido a consumidores de las comunidades de Madrid y de Castilla y León y Castilla-La Mancha. La clave ha sido renunciar a que las marcas lleven a cabo importantes inversiones en los estands después de que la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Anfac) haya declarado como ganador el salón de Barcelona.
Junto a estos experimentos e innovaciones enmarcados en el replanteamiento de los salones que llevan a cabo las marcas desde hace unos años, el mapa de la Champions sigue claro. Es cosa de tres, y uno de ellos es Ginebra, junto con París y Frankfurt. La ciudad suiza ha vuelto a atraer a la inmensa mayoría de las marcas y tiene la ventaja frente a las otras dos ciudades que celebra la muestra cada año y no cada dos. El único problema que tiene el Salón de Ginebra es que el espacio disponible de 110.000 metros cuadrados en el recinto ferial se satura cada año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario