El coche 100% automatizado es ya una realidad. Google ya tiene incluso un prototipo del que fabricará 100 unidades para pulir su funcionamiento. Otros fabricantes de coches también ensayan con sus propios modelos. Pero queda un serio obstáculo por superar: las aseguradoras. En caso de accidente, ¿de quién es la responsabilidad?
En este caso el conductor quedaría exento al no conducir ni manipular ni intervenir en un proceso automatizado. Por tanto, ¿hay que achacar la responsabilidad civil e incluso penal al fabricante del vehículo o bien del software o de los sensores utilizados en el proceso?
Demasiada confusión para las aseguradoras y demasiado riesgo para los fabricantes de vehículos. La confusión y el riesgo legal se han convertido en dos frenos para el desarrollo de lo que promete ser una revolución que raya el milagro. Eso es lo que quiere mostrar Google con las primeras pruebas con ciudadanos reales entre los que se incluyen algunos que no han conducido nunca y que tampoco lo harán. Con Google, los ciegos pueden conducir o, mejor dicho, ser conducidos.
La caja negra de los coches
Los estudios llevados a cabo hasta ahora en relación con la eficiencia de sistemas de frenado automático de Volvo y Mercedes indican que la reducción de los accidentes oscila entre el 15% y el 30% según los casos.
Un reciente estudio sobre la regulación de los coches autónomos del profesor de UCLA John Villasenor advierte de que, a pesar de las mejoras en la accidentabilidad, los siniestros "siempre serán un aspecto de los vehículos a motor y las cuestiones de responsabilidad que los vehículos autónomos plantean son pues importantes".
El salto tecnológico también llevará a las aseguradoras a adaptarse al nuevo contexto y es muy posible que requieran "un mayor acceso a datos que podrían ser utilizados para reconstruir las acciones que un conductor de un vehículo y / o el software que controla el vehículo tomó en los momentos anteriores a un accidente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario