El presidente, consejero delegado, responsable de producto y fundador de Tesla Motors, Elon Musk, salió al paso tres días después del accidente para explicar que se produjo en unas circunstancias extremas, por el impacto en los bajos del coche de una pieza metálica de gran tamaño que se desprendió de un camión, y que el incendio demostró el buen funcionamiento de los sistemas de seguridad del vehículo al afectar solo a uno de los 16 módulos de las baterías y dejar a salvo al conductor.
"Para los consumidores preocupados por el riesgo de incendio, no debe haber absolutamente ninguna duda de que es más seguro alimentar un coche con una batería que un gran tanque de líquido altamente inflamable", explicó Musk en el blog de Tesla. En el mismo post, la marca aprovecha el accidente para sacar pecho de su atención al cliente al mostrar el correo enviado al cliente afectado y su respuesta retificando su confianza en Tesla, de la que se confiesa accionista.
Las llamas del Tesla S han despertado los prejuicios existentes hacia los vehículos eléctricos por el miedo a que los incendios en las baterías de teléfonos u ordenadores sucedan también en los nuevos coches. Será difícil eliminar esa incertidumbre que flota en el ambiente, mas si se tiene en cuenta que las pruebas de seguridad oficiales no miden el riesgo de incendio o de cortocircuitos, que también pasan y con mucha virulencia en los turismos con motor de combustión.
El accidente se ha producido en plena campaña de preparativos de Tesla para empezar la producción de sus modelos en una nueva planta en Holanda. Antes de iniciar la venta prevista para los próximos meses, los coches eléctricos tendrán que pasar los test de seguridad de Euro Ncap, que miden únicamente la resistencia y la respuesta a los impactos.
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