Con el tiempo, las películas y las series de ciencia ficción pueden convertirse en serie B, envejer con elegancia como el buen vino o bien verse superadas por una realidad acelerada. La popular serie de El coche fantástico empieza a encajar en el último supuesto y probablemente en el primero a pesar del empeño del actor David Hasselhoff.
Los incipientes sistemas automatizados de aparcamiento que ya es posible encontrar en algunos modelos se están sofisticando hasta el punto de que prácticamente ya podemos dar a nuestro coche la misma orden que el protagonista Michael Knitght: "¡Kit, aparca tu solo!". Este y otros avances acercarán a la población los prototipos futuristas de conducción autónoma que ya tienen Google y varias marcas.
En realidad, el aparcamiento robotizado se activa mediante un mando a distancia, como si se tratara de abrir la puerta. El conductor puede dejar el coche encarado en una plaza en batería, salir del vehículo y accionar el asistente de aparcamiento desde fuera con el mando a distancia. Así es como funciona la última generación de park assist de Ford que hemos comprobado in situ en su centro experimental oculto entre frondosos bosques en la ciudad belga de Lommel, en Flandes.
En las pruebas a las que asistimos, el coche entra solo en una plaza estrecha entre paredes. Sin conductor pero con un técnico en el asiento del copiloto por si es necesario detener la maniobra. No hizo falta aunque en alguna de ellas tuvo que realizar numerosos movimientos hasta encontrar la posición óptima, probablemente los mismos o incluso menos que los que haría un conductor humano. Para desaparcar, lo mismo pero al revés con un sensor que permite frenar en caso de peligro de colisión. Ya solo quedaría guardar el mando, entrar con comodidad al coche y ponerse al volante.
Algo parecido sucede con el sistema para esquivar obstáculos de todo tipo. El objetivo ya no es sólo frenar el coche en línea recta, sino dar un volantazo para desviarse al lado más despejado. La percepción desde dentro del coche es impresionante a medida que se va aproximando a un obstáculo en la pista a 60 kilómetros por hora y, en el último momento, el volante gira solo y desvía el vehículo. "Es solo un aperitivo porque hacemos pruebas a mucha más velocidad", dice uno de los ingenieros.
Estos nuevos sistemas empezarán a llegar al mercado en unos dos años, aunque los ingenieros tendrán que hacer un sprint final para pulir algunos flecos. Durante la prueba, hubo algún arañazo porque algún conductor reaccionó de forma instintiva intentando tomar los mandos del vehículo en plena maniobra evasiva para evitar un obstáculo.
Estos nuevos sistemas empezarán a llegar al mercado en unos dos años, aunque los ingenieros tendrán que hacer un sprint final para pulir algunos flecos. Durante la prueba, hubo algún arañazo porque algún conductor reaccionó de forma instintiva intentando tomar los mandos del vehículo en plena maniobra evasiva para evitar un obstáculo.
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