La diferencia es sustancial: alrededor de 65.000 euros es la distancia mínima, sin contar extras como el blindaje, entre el A8, que se vende a un precio de unos 90.000 euros, y el 508, que se comercializa a partir de 24.000 euros. El coche del presidente del Gobierno frente al aspirante del PSOE.
Más allá de la política de escaparate, Sánchez ha querido huir de la auditis aguda de los políticos que hemos denunciado en este blog. Pocos países tienen tanta unanimidad entre los dirigentes políticos en que su coche oficial tiene que ser un Audi. Incluso en Alemania hay más diversidad de opciones.
El candidato socialista se ha decantado por un vehículo de la misma marca que tiene para su coche familiar, un 407. Pero además se decanta por una marca del grupo francés PSA, con fábricas en Madrid y Vigo. Audi, a través del grupo Volkswagen, también tiene plantas en Martorell y Pamplona. Pero tanto Rajoy como Sánchez fallan en la falta de ejemplo en el apoyo directo a la industria del automóvil española al acudir al debate con berlinas no fabricadas en el país. Como la inmensa mayoría de los políticos. ¿Tanto cuesta desplazarse en una ciudad con un Seat Alhambra? ¿O un Citroën C4 Picasso? ¿O incluso una furgoneta eléctrica Nissan eNV200? Por poner algunos ejemplos.
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