El pasado lunes, Enrique Lacalle capitaneó la presentación de la 38ª edición del Salón Internacional del Automóvil de Barcelona. A sus flancos, Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac; Ricard Zapatero, responsable de promoción exterior de Fira Barcelona, y José Miguel García, director del Salón del Automóvil. Con semejantes huestes, la atención sobre la muestra automovilística más importante de España estaba más que asegurada.
Incombustible, Enrique Lacalle sigue siendo ese caballero andante, conseguidor donde los haya, que es capaz de aglutinar todos los colores políticos y sociales para caminar juntos en busca del bien común. En este caso de Barcelona. Esta nueva edición del salón sigue siendo el mejor de los ejemplos. Y como últimamente no hay salón sin buenas noticias económicas, en el de Barcelona asistiremos a la confirmación del plan PIVE 8. ¿El definitivo? Tal vez. Mario Armero confesó que el Gobierno ha pedido un plan PIVE de salida. ¿Será este? No sé. Volviendo al salón, las novedades solo serán uno de los ejes principales de la muestra y es que, teniendo en cuenta que de macro salones solo está el de Ginebra, la cita de Barcelona ofrecerá varios espacios relacionados con el automóvil que serán claves para el desarrollo del futuro. El espacio para el diseño (Sketch Car Desing), el de los coches conectados (Connected Car) y el de la movilidad urbana (Urban Mobility) completarán una oferta que promete ser de lo más atractiva.
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