Parafraseando la célebre frase de los monarcas que se alinearon con el despotismo ilustrado de todo para el pueblo pero sin el pueblo, el Govern de la Generalitat ha llevado a cabo un proyecto del y para el automóvil pero sin contar con el automóvil. Un ejemplo de política industrial equivocada. Los estatutos del consorcio del Centro de Formación Profesional de la Automoción de Cataluña son claros al respecto: mayoría para los representantes de la Generalitat, presidente del Govern y con voto de calidad, minoría para el cluster de automoción, presencia simbólica del Ayuntamiento de Martorell y gran ausencia del Ejecutivo central a pesar de pagar un tercio del coste del proyecto.

Ahora, además del consorcio en el que el sector es poco más que un convidado de piedra habrá un consejo asesor de agentes sociales y económicos con un papel no vinculante, tal como dejan claro los estatutos. Quizá por eso el presidente del Cluster del Automóvil y exdirectivo de Seat y Ficosa, Vicenç Aguilera, destacó en la inauguración la importancia de tener "un piloto y un equipo" para el nuevo Fórmula 1 que supone el centro de formación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario