El Seat Ibiza de mi padre era pesado, tan pesado que intentar aparcarlo era como mover un camión sin dirección asistida. Era de color blanco, con una elegante línea azul lateral y, por supuesto, motor system Porsche. En comparación con el Seat 127 de segunda mano que jubiló era un gran paso para la familia. La quinta generación del modelo superventas de la marca española que nació hace 30 años y fue clave en el relevo de Fiat a Volkswagen está ya prácticamente a punto en las salas secretas del Centro Técnico de Martorell.
La colina en la que unos 900 ingenieros y diseñadores trabajan con la fábrica de Martorell a sus pies guarda ya el prototipo del futuro Ibiza que sustituirá a la generación actual, la cuarta, que inició su andadura en 2008. Además de renovar y evolucionar el lenguaje estético del modelo, incorporará avances tecnológicos para seguir reduciendo el consumo de carburante y las emisiones de gases para adaptarse a las nuevas exigencias medioambientales europeas.
El lanzamiento de la quinta generación del Ibiza que se está preparando será un nuevo examen en el que Seat se jugará una buena parte de su futuro puesto que todavía tiene una elevada dependencia del modelo a pesar de que el León sigue mejorando y llegará en poco tiempo a igualar al utilitario compacto.
De hecho, la producción del León está ya por encima del Ibiza al estar con dos turnos y medio gracias al semiturno que se acaba de crear con la contratación de 450 empleados de refuerzo. En cambio, el Ibiza perdió el turno nocturno hace unos meses y, de momento, no está previsto recuperarlo de forma inmediata debido a que el incremento de producción que está registrando no es suficiente y se está canalizando a través del trabajo extraordinario en sábados hasta mayo.
Con motivo del aniveresario, la filial de Volkswagen prepara una serie especial que, según el club de fans de Seat, incorporará algunas novedades como una cámara de visión trasera, faros de Xenon y Led y asientos especiales.
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