Los niños y los jóvenes que han visto ya la exitosa película española de animación Las aventuras de Tadeo Jones se sorprenden al ver el original coche del protagonista. Es el característico Isetta con puerta frontal, un emblema de la era dorada de los microcoches y un ejemplo de innovación.
Entrar en un coche por el morro resulta hoy en día muy chocante. Acostumbrados a la convención de las puertas laterales vigente hoy en día, el acceso frontal del Isetta fue una apuesta rompedora para los años 50 inspirada en los diseños aeronáuticos. Desde su origen en la empresa italiana Iso, se extendió con rapidez a otros países como España que lo fabricaron bajo licencia. La de BMW en Alemania fue una de las versiones más exitosas, hasta el punto de que hace unos años se especuló con la posibilidad de un revival para hacer frente al Smart de Mercedes.
Además del Isetta hubo otros microcoches en los 50 y principios de los 60 destinados a consumidores ávidos de entrar en la nueva época de la motorización. Entre los más innovadores y con diseños inspirados también en la forma de huevo se encontraban los de Heinkel y Messerschmitt. Fueron pioneros de los utilitarios que caracterizaron la expansión del consumismo y que han quedado grabados en la memoria colectiva: Fiat 500, el 600...
A juzgar por los precios que se piden por un Isetta, unos 15.000 euros, Tadeo Jones debe ser un fan de los coches retro. El huevocoche encaja bien con su personalidad de explorador excéntrico y es un guiño para reivindicar la originalidad y la practicidad enfocada a las necesidades de los consumidores. Ese camino fue el seguido después por Smart y ahora por el rompedor Twizy eléctrico de Renault fabricado en Valladolid. Bien por Tadeo.
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